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Reservar en Booking dentro de España es descapitalizar el país

En pleno verano, con hoteles llenos y familias recorriendo la península, hay algo que conviene recordar: cada vez que un español reserva a través de Booking una habitación en un hotel de A Coruña, Benidorm o León, un 15 % de esa operación viaja directo a los Países Bajos, donde esta plataforma tiene su sede. Es dinero que no se queda en el país, que no paga nóminas aquí, ni impuestos aquí, ni contribuye a mejorar el servicio. Es, lisa y llanamente, una descapitalización interna que hemos normalizado.

Si hablamos de reservar en Malasia, en Nueva York o en Tokio, la cosa cambia: ahí una plataforma internacional puede ofrecer ventajas logísticas claras. Pero cuando se trata de transacciones internas, entre ciudadanos y empresas del mismo país, no hay justificación para regalar un porcentaje millonario a una empresa extranjera.

Hablamos de miles de reservas cada semana. Dinero suficiente para mejorar sueldos, modernizar instalaciones y reforzar la calidad de un sector que es estratégico para nuestra economía. En vez de eso, se esfuma en comisiones de hasta un 15 % o más, que ni el cliente aprovecha ni el hotel retiene.

No se trata solo de economía: el modelo de Booking genera conflictos diarios a los hoteles que le pagan esas comisiones. Reservas duplicadas en diferentes alojamientos para las mismas fechas, reclamaciones abusivas de devoluciones y tensiones que erosionan la reputación de negocios que sostienen empleo local.

El sector hotelero lleva años denunciando esta situación. La Confederación Española de Hoteles ha iniciado acciones legales que reclaman hasta 3.000 millones de euros por prácticas abusivas, mientras países como Suiza han obligado a Booking a rebajar sus comisiones en un 25 % por considerarlas excesivas.

Aquí hay otro debate pendiente: el papel de las instituciones y de los medios públicos. Igual que educan en consumo responsable, en seguridad vial o en reciclaje, deberían informar de manera clara sobre el impacto de estas decisiones. Porque reservar directo, cuando se trata de operaciones internas, es también velar por el interés general.

Hoy, prácticamente todos los hoteles ofrecen webs actualizadas, WhatsApp de contacto, pasarelas de pago seguras y condiciones flexibles. Y lo más importante: la relación directa beneficia a todos. El cliente obtiene mejor precio y trato; el hotel gana margen para mejorar su servicio; y el país retiene un flujo económico que ahora se pierde en comisiones.

Reservar directo no es solo una cuestión práctica: es un acto de inteligencia económica y de responsabilidad patriótica. Cada euro que se quede en España ayuda a reforzar nuestro tejido turístico, a sostener empleo y a construir un modelo más sólido y menos dependiente de plataformas extranjeras.

Porque sí: cada reserva interna en Booking es un euro que se va del país. Y mientras sigamos alimentando esta dinámica, no solo descapitalizamos nuestro turismo, sino también nuestra propia capacidad de crecer como país.

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